Cuando se estaba construyendo la ruta 226 (que era un camino de tierra) un día vino el capataz y nos dijo que ya tenía suficiente confianza con la empresa como para que tuviéramos la llave de la tranquera que permitía transitar por la ruta. Aunque hoy parezca increíble, la ruta 226 tenía una tranquera cerrada con candado y para poder pasar había que tener llave. |
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En 1985 en su primera visita a la planta, el vicepresidente de la compañía ESSO de Norteamérica nos felicitó por tener una “planta modelo”. |
Una vez en el cerro El Quebracho (ubicado camino a Balcarce) dos camiones que volvían de cargar en Mar del Plata quedaron empantanados por la lluvia y tuvieron que quedarse tres días allí. En aquellos tiempos cuando llovía y había camiones en la ruta rezaban para que llegaran. No había medios de comunicación y si pasaba algún automóvil se le pedía que si llegaba a Tandil le avisara a Magnanelli que sus camiones estaban empantanados. |